-Ante la majestuosidad del amor, y los inexplicables sentimientos que percibimos cuando queremos, me encuentro anonadado por el radiante y cálido deseo de amar. Sé perfectamente el significado de esta tan poderosa palabra de cuatro letras de sentido universal, dicha de formas distintas por las diferentes lenguas mundiales pero todas la describen con el mismo significado “La unión de dos almas gemelas que se vuelven una”.
Debo decir que conozco orgullosamente el sabor de amar y ser amado; pero también he probado las mieles de la decepción y las mentiras, el deseo de amar a una mujer pero que esta no te brinde la oportunidad de quererla, la necesidad de regalarle caricias y besos a tu pareja y el apetito sexual que desencadena el momento. El hecho de cómo una dama se puede apoderar de tu mente y adueñar de tu corazón, o cuando le dices a ese ser amado “Sólo quiero que seas tú la que tome mi destino en tus manos”.
Y ahora en mi corta vida me fue fácil concluir que amar es una necesidad… así como lo es comer, o el simple hecho de beber agua. La necesidad de amar se encuentra allí dormida en tu subconsciente, esperando despertar, preparándote para entregarle todo a esa persona que te espera, para enseñarte a perdonar, a aceptar tus errores y a estar dispuesto a en algún momento perderlo todo, a sufrir y a ser feliz.
Muchos tienen la dicha de encontrar el amor rápidamente, otros confunden el querer con el amar, y algunos lo dejan escapar. Yo por ejemplo he sido afortunado, porque he podido palpar el amor, cuando ella me tocaba; me regalaba esos tan dulces besos o me hacía esas caricias que tenían la facilidad de estremecer mi cuerpo y de manera increíble podía tocar lo impalpable. Cuando miraba sus tan radiantes ojos aunque parezca absurdo podía ver lo invisible… era extraño ¿cómo podía ver y sentir lo que parecía imposible?
Pues hay un dicho que dice que el amor todo lo puede, se refiere a que te hace describir lo indescriptible, entender lo indescifrable y conocer lo infinito.