A veces escucho voces mudas en el silencio… ciento como ojos ciegos me miran fijamente en noches oscuras. ¿He estado delirando?
No lo sé…
Solo sé que este tipo de evento aterraría a cualquier persona, pero el caso es que me he dado cuenta de que esas cosas no son más que sombras que cubren mis pensamientos, recuerdos de lindas palabras que deambulan en mi conciencia. Momentos que he querido reprimir u olvidar, pero que siempre predominarán en mi mente, por el hecho de que un día estuve a tu lado, mire fijamente a tus suaves y delicados labios y los sentí a través de besos apasionados y desenfrenados que me llevaron en el momento a la locura y despertaron en mi ese fuego del eros que tus caricias evocan.
No niego que he querido suprimir esos eventos de mi mente, las perfectas horas que junto a ti compartí, el bello matiz de tu lacio cabello castaño, esos ojos color café claro que tantas veces me miraron y que tenían el poder de acelerar los latidos de mi corazón.
Cuando tus suaves manos tocaban mi cuerpo y esa bella sonrisa que sabias cuando mostrarme ilustrabas lo feliz que te sentías al estar junto a mí, me complementabas. Momentos que compartí contigo que fueron muy pocos, pero que sembraron en mi la felicidad en el corto tiempo que te adentraste en mi vida.
Sí... he querido olvidarlos, porque luego que decidiste dejarme ir, el momento en el que tomaste la decisión de no verme más, se nubló mi alma y tome rápidas decisiones que sin pensarlas cambiaron mi vida. No a nivel de metas y logros… porque seguí con las mismas aspiraciones y hasta reforcé mis sueños para saber soñar despierto, pero si a nivel sentimental… para olvidarte intente de todo, intente hasta odiarte, pero fue imposible.
Ya no recuerdo el número de mujeres con las que he estado, el número de copas que por ti he tomado. Todos intentos fallidos… he fracasado. Acciones que tomé para aceptar que te perdí, aunque en realidad no sé si en algún momento te tuve.
Cada intento, cada movimiento llamaban recuerdos y al aceptar que no te puedo olvidar, te escondí en algún lugar incognito de mi mente y es por eso que muchas veces tengo la sensación de oírte, de que me miras y hasta me sonríes, pero no son más que alucinaciones que mi mente crea para sentirte una vez más, para conseguir un dulce momento que a mi alma se le hace agridulce por el hecho de sentir que estás conmigo pero te encuentras tan distante.
Sin embargo mi orgullo es mi mejor aliado, y se ha convertido en la voz que me guía para seguir adelante, y me ha dado la convicción de que queda mucho camino que recorrer, mujeres que conocer, y que quizás Dios te puso en mi camino para que me ensenaras a ver las cosas a como ya veo ahora.